ChatGPT sai
Una vez considerada el futuro de la impresión, ahora lucha por sobrevivir: ¿qué pasó con Landa?
Alguna vez aclamada como la gran promesa de la impresión digital, Landa Digital Printing se encuentra hoy en una carrera desesperada contra el tiempo. Fundada por el pionero de la industria Benny Landa, la empresa captó una atención global con su ambiciosa tecnología de impresión nanográfica y su potencial para revolucionar el sector. Sin embargo, en la actualidad enfrenta un proceso de reestructuración bajo protección judicial, una deuda superior a los 500 millones de dólares y una ruta cada vez más estrecha hacia su supervivencia.
Un respiro otorgado por los tribunales
El 29 de junio, Landa solicitó una reorganización bajo el Título 10 en Israel, el equivalente al Capítulo 11 de quiebras en Estados Unidos. Esta acción activó una suspensión automática de las reclamaciones por parte de acreedores, brindando a la compañía un alivio temporal. Poco después, un fallo judicial amplió esta protección hasta finales de agosto de 2025, ofreciendo una ventana crítica para asegurar un comprador o una inversión mayor. Sin ese salvavidas, la expiración de esta protección podría conducirla directamente a la bancarrota.
La carga de la deuda
Las obligaciones financieras de Landa son enormes. Según informes, la empresa adeuda 413 millones de dólares a acreedores garantizados y 103 millones a acreedores no garantizados, acumulando una deuda total de 516 millones de dólares. Para hacer frente a esta presión, Landa ha implementado drásticas medidas de reducción de costos, incluyendo el despido de más de 100 empleados, lo que representa aproximadamente el 20 % de su fuerza laboral.
La saga con Komori: un desvío costoso
Uno de los capítulos menos conocidos pero significativos en la historia de Landa es su fallida alianza con el fabricante japonés de prensas offset Komori Corporation. En 2012, ambas empresas anunciaron una alianza estratégica en la cual Komori fabricaría los sistemas de manipulación de papel y los chasis para las prensas nanográficas de Landa. A cambio, Komori obtendría acceso a la tecnología de inyección de tinta de Landa, con la posibilidad de desarrollar su propia línea de prensas digitales.
Aunque en su momento esta colaboración fue anunciada como transformadora, se disolvió silenciosamente hacia 2019. Komori centró su atención en su propia plataforma de impresión digital, desarrollada junto a Konica Minolta, y Landa dejó de mencionar a Komori en sus comunicaciones. Expertos de la industria estiman que Komori podría haber invertido decenas de millones de dólares en esta alianza sin obtener retorno comercial. La caída de esta sociedad es una advertencia sobre los riesgos de las colaboraciones de alto impacto en un sector caracterizado por tecnologías complejas y largos ciclos de desarrollo.
Las repercusiones en EE. UU.
Tal vez más perjudicial para la reputación de Landa sean los rumores que circulan dentro de la industria de impresión estadounidense. Según comentarios en foros y conversaciones del sector, varias prensas Landa—valoradas cada una en más de 3 millones de dólares—fueron enviadas a clientes pero nunca se instalaron ni entraron en producción. Debido a la protección legal vigente y a la incertidumbre sobre el futuro de la empresa, se cree que estas máquinas actualmente no son comercializables ni cuentan con soporte. Aunque la compañía no ha confirmado públicamente esta situación, ha generado inquietud entre distribuidores y primeros adoptantes, algunos de los cuales podrían enfrentar pérdidas financieras significativas.
Un mercado para compradores
Tras bastidores, Landa está en una búsqueda activa de un socio estratégico o un comprador. Gigantes del sector como HP, Canon, Fujifilm, Epson, Xerox, Agfa y Koenig & Bauer han accedido a salas de datos para evaluar las operaciones y tecnología de Landa. Entre ellos, HP se perfila como el posible candidato más fuerte, dado su historial con Benny Landa, quien le vendió su anterior compañía, Indigo, en 2001. Para HP, adquirir Landa podría representar tanto un movimiento estratégico como un retorno simbólico.
El tiempo se agota
El reloj avanza rápidamente. Si no se encuentra un comprador o inversionista antes de que finalice agosto, la protección judicial de Landa podría expirar, dejándola expuesta a acciones de los acreedores y a un posible proceso de liquidación o quiebra total. Hasta entonces, la empresa permanece en una etapa de transición—reduciendo operaciones, recortando costos y apostando todo a una última oportunidad para asegurar su futuro.
Lo que viene
En el mejor escenario posible, Landa sería adquirida o recibiría una inversión sustancial que le permitiría reestructurar su deuda y continuar operando bajo una nueva dirección. En el peor de los casos, no logrará concretar un acuerdo y entrará en un proceso formal de bancarrota en septiembre.
Reflexiones finales
La trayectoria de Landa Digital Printing pone en evidencia el alto riesgo y potencial recompensa de los emprendimientos tecnológicos disruptivos en hardware. Aunque su tecnología ha despertado elogios críticos y gran curiosidad en la industria, su dificultad para ofrecer una producción escalable y rentable ha revelado serios desafíos en su ejecución y comercialización. Con solo semanas por delante, el destino de Landa pende de un hilo—poniendo a prueba si una visión audaz puede aún ser rescatada por una estrategia acertada o si quedará como una advertencia más en la evolución digital de la industria gráfica.